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México es uno de los países más peligros para ejercer el periodismo. Si formalmente es una democracia, ¿por qué abundan los ataques contra la prensa? Y si la prensa se ve continuamente amenazada, ¿cómo se explica la resistencia de los diarios críticos? Estas interrogantes han sido poco exploradas para el caso mexicano, y menos aún para el panorama local, donde ocurre la mayor parte de los ataques.
Este libro provee una imagen clara del desempeño de la prensa fuera de las democracias occidentales y demuestra que los controles gubernamentales no siempre son efectivos para callar a la prensa. A partir de un análisis comparado de la prensa mexicana, trasciende las instituciones que usualmente ocupan el debate politológico y amplia el entendimiento del control mediático más allá de la violencia.