En Existencia

DE LA BODA AL DIVORCIO

A1144

Georges Feydeau es un autor sensual, mordaz, elocuente y triste. Quién diría que uno de los más brillantes exponentes del vodevil parisino fuera melancólico y hasta decepcionado de su tiempo. Pero eso es lo que su dramaturgia destila: el derrumbe del mundo cómodo, las ruinas de una moral basura, el declive del estatus aristocrático burgués y, en esa cadena de caídas: la avalancha de los cuerpos deseantes contra el disimulo sentimental de la familia. Las cinco piezas aquí reunidas recorren ese tramo de vida que a muchos afecta: casarse, reproducirse y acabar con todo. Oscilando entre la ingenuidad y lo irónico, el universo doméstico que Feydeau nos propone es esperpéntico. Los personajes, habitantes de casas llenas de secretos y fantasmas morales, están rotos. Frágiles figuras que aparenta

Más detalles

$ 280

Más información

Georges Feydeau es un autor sensual, mordaz, elocuente y triste. Quién diría que uno de los más brillantes exponentes del vodevil parisino fuera melancólico y hasta decepcionado de su tiempo. Pero eso es lo que su dramaturgia destila: el derrumbe del mundo cómodo, las ruinas de una moral basura, el declive del estatus aristocrático burgués y, en esa cadena de caídas: la avalancha de los cuerpos deseantes contra el disimulo sentimental de la familia. Las cinco piezas aquí reunidas recorren ese tramo de vida que a muchos afecta: casarse, reproducirse y acabar con todo. Oscilando entre la ingenuidad y lo irónico, el universo doméstico que Feydeau nos propone es esperpéntico. Los personajes, habitantes de casas llenas de secretos y fantasmas morales, están rotos. Frágiles figuras que aparentan ser quienes son, dejando ver de tanto en tanto las cicatrices de sus más profundas heridas. En el universo de las rarezas dramáticas dejadas en el olvido por razones inconsistentes, Feydeau es una joya de extraordinario brillo e ingenio. Irrepetible y adorable. Un clásico desconocido. Un contemporáneo por descubrir. Sí, un heredero de Moliére, pero más parecido a Ionesco y a Brecht que a cualquier farsista decadente de todos los tiempos