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"Observarla guardaba como significado una contemplación sin límite en torno a la sensualidad de sus manos, su cuerpo completo, ver cómo sus finos dedos traspasaban la tela en esos círculos apretados donde crecía su imaginación para dar vida y color a rostros, paisajes y Pétalos a punto de desprenderse. Más allá del acto creativo, cercano al Pensar y sentir del espectador que recreaba sus vibraciones placenteras con el simple hecho de dejarse llevar por su propia luz, ella otorgaba vida a lo pensado para luego decirse que nada servía y había que empezar de nuevo. Era imposible dejar de observar su tez radiante y tersa, sus Pómulos tras el cristal vigilante de sus ojos azules de mar, esa blusa con el primer botón desabrochado que dejaba semidesnudos sus pechos a manera de manifiesto, de ansiedad sin sosiego.