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Este libro está formado por nueve ensayos en los que se expone nociones caras al campo humanístico. Son conocimientos puestos en diálogo sobre migraciones, fronteras, religión, oralidad, con una especial manera de acercarse a la antropología, es decir, con la mirada colocada en aquellos hacedores de este quehacer que se sienten atraídos por el ejercicio literario. La conversación sugerida está dentro de un dilatado juego, que abreva de lo coloquial y de la tradición de raigambre occidental. Juego, experiencia y memoria para 'iluminar las letras regionales bajo un aura amplia", como señalan los autores. Es un libro indispensable porque pone el énfasis en que la literatura está alejada de toda vileza. "El conocimiento, el conocimiento de sí mismo", es la propuesta. Apreciable es el lugar que tiene la palabra en la exposición de las ideas; un decir conducido por la pasión, la que está en el centro de las inquietudes de los autores del libro. Resulta crucial que a la par de los conocimientos expuestos hallamos aquí sugerencias de estudio de ámbitos aún inexplorados a cabalidad por estas latitudes, como la relación entre antropología y literatura, la literatura indígena y la etnografía de la militancia y del clandestinaje